Drogas

 

 

En general todas las drogas actúan liberando unas sustancias, los neurotransmisores, que producen un desequilibrio del sistema nervioso central, de manera que cuando la persona deja de consumir necesita la droga para seguir funcionando. Su organismo pierde la capacidad de generar las sustancias propias y se rompe el equilibrio natural.

A nivel psicológico suelen actuar o bien aliviando a la persona que las consume de algún sentimiento negativo o dolor, o aportándole una aparente y momentánea solución a necesidades suyas (desinhibición, euforia, sentimiento de poder con todo…). La vivencia de la persona es que para estar bien necesita seguir consumiendo las sustancias.

La persona que presenta una adicción no puede controlar el consumo de la sustancia a pesar de lo mucho que lo intente, y a pesar de ser consciente de las consecuencias adversas de su consumo. Una de las características de esta enfermedad es que el individuo que consume una droga de forma continuada sufre cambios en su cerebro que dificultan el autocontrol y la capacidad para contener el impulso de consumir la droga y por tanto ya no consume de forma voluntaria, sino porque no pueden dejar de hacerlo.

Psicoactivas

Las drogas han sido clasificadas según múltiples sistemas de categorización, predominando, en la actualidad, las clasificaciones en función de sus efectos farmacológicos. La clasificación de las drogas según los efectos que producen a nivel del sistema nervioso central constituye el sistema de clasificación más aceptado en la actualidad. Según éste las distintas sustancias podrían clasificarse en una o varias (drogas mixtas) de las siguientes categorías:

Alucinógenos

Ácido Lisérgico ( L.S.D), Peyote, Mescalina, alucinógenos sintéticos M.D.A, M.D.M.A (éxtasis).Provocan alteraciones psíquicas que afectan a la percepción y varían la noción de la propia identidad. Evocan imágenes sensoriales sin la existencia de estímulos reales. Sus efectos son muy variables, y suelen persistir entre siete y doce horas. Producen despersonalización y autismo.

Su consumo puede provocar graves alteraciones mentales como esquizofrenia, alucinaciones, estados de paranoia y ataques de pánico.
En lo referente a las drogas de síntesis, se consideran, por los efectos que producen en el organismo, substancias mixtas alucinógeno- estimulantes.

Depresores

Reciben también el nombre de psicolépticos. Su función es relajar el Sistema Nervioso Central(S.C.N.) inhibiendo la actividad nerviosa y el ritmo de las funciones corporales. En dosis bajas tienen propiedades estimulantes, produciendo euforia, pero a dosis altas producen sopor, somnolencia, sedación, pudiendo incluso producir la muerte del individuo al paralizar la actividad cerebral que controla el aparato respiratorio. Muchos de ellos se utilizan con finalidades médicas como tranquilizantes. Muchas veces se usan inadecuadamente para tratar estados depresivos. Este uso solamente enmascara el verdadero problema y no soluciona las causas. Utilizados de esta manera, a la larga sólo agravan los estados depresivos y terminan por producir adicción.
Dentro de este grupo encontramos:

 

 

ALCOHOL

OPIÁCEOS y sucedáneos sintéticos: Heroína, morfina, codeína, metadona. Los opiáceos se presentan como polvo para fumar o solución inyectable. Este narcótico produce un estado de ensoñación y éxtasis que se acorta rápidamente a causa de la alta tolerancia que provoca desde el primer consumo.

NEUROLÉPTICOS o tranquilizantes mayores: Antipsicóticos. Se usan terapéuticamente en el tratamiento de trastornos psicóticos, como por ejemplo la esquizofrenia. Producen quietud emocional, retraso psicomotor e indiferencia afectiva.

ANSIOLÍTICOS o tranquilizantes menores: Medicamentos psicotrópicos que actúan sobre el S.N.C produciendo efectos relajantes, anticonvulsivos, amnésicos y sedantes. Se usan en medicina para tratar básicamente los estados de ansiedad. Los consumidores de drogas estimulantes los utilizan para calmar su estado anímico. También se usan para tratar los estados de pánico causados tras la ingesta de alucinógenos.

SOMNÍFEROS O BARBITÚRICOS: Drogas que actúan sobre el S.N.C, produciendo desde sedación hasta anestesia en función de la cantidad ingerida.

GRANDES NARCÓTICOS o anestésicos generales: Ketamina, P.C.P (Polvo de Ángel), Popper. Inicialmente desarrollados como anestésicos en cirugía, producen en el consumidor una disociación del medio y de sí mismos, así como una distorsión de las percepciones visuales y auditivas.

Estimulantes

También llamados psicoanalépticos. Tradicionalmente usados para combatir la fatiga y el desánimo, su función consiste en estimular el Sistema Nervioso Central, dando lugar a un incremento de las funciones corporales. En este grupo encontramos:

ESTIMULANTES MENORES o de origen vegetal: Cafeína, teína.

ESTIMULANTES MAYORES: Estimulantes químicos como la cocaína, Crack, Speed, anfetaminas, etc. Este tipo de estimulantes provocan un estado de estimulación física y psicológica, anulan el cansancio, el sueño y el hambre, aumentan la concentración y la agresividad, y disminuyen la temperatura corporal. Su consumo provoca un intenso placer inmediato debido a que activa rápidamente la producción de dopamina y serotonina. Desarrollan tolerancia rápidamente, lo que significa que el consumidor necesitará aumentar la dosis progresivamente para conseguir el mismo efecto. Son substancias que destruyen rápidamente el S.N.C. La sobredosis puede resultar fatal.

Alcohol

 

Se consideran bebidas alcohólicas todas aquellas que contienen alcohol etílico o etanol. Las bebidas alcohólicas se pueden clasificar en dos grupos: :

BEBIDAS FERMENTADAS, obtenidas por fermentación de un mosto rico en azúcar. Las más conocidas son el vino, la cerveza y la sidra.

BEBIDAS DESTILADAS, elaboradas a partir de los aguardientes o alcoholes obtenidos por destilación. En este grupo tenemos los aguardientes (brandy, ginebra, ron, anís), los licores y también determinados aperitivos. Las bebidas destiladas suelen contener mayor graduación en alcohol que las fermentadas.

El grado de alcohol varia según el tipo de bebida entre unos límites muy amplios. El contenido de alcohol viene indicado en la etiqueta de las diferentes bebidas. El grado de alcohol es el porcentaje de alcohol, en volumen, que contiene una bebida, es decir, los mililitros de alcohol puro contenidos en 100ml de la bebida. Así, por ejemplo, un vino de 12o contiene 12 ml de alcohol puro por cada 100 ml de vino.

El alcohol se ingiere por vía oral. El tiempo que pasa desde la última ingesta hasta que se alcanzan las concentraciones máximas en sangre varía de 25 a 90 minutos. Cuando el etanol alcanza el cerebro actúa como un depresor primario y continuo del Sistema Nervioso Central. La estimulación aparente es en realidad un resultado de la depresión de los mecanismos de control inhibitorio del cerebro. Como ocurre con la mayoría de las drogas, sus efectos dependen de la dosis. Los centros superiores se deprimen primero afectando el habla, el pensamiento, la cognición y el juicio. A medida que la concentración alcohólica aumenta, se deprimen también los centros inferiores afectando la respiración y los reflejos espinales, hasta llegar a la intoxicación alcohólica que puede provocar un estado de coma.

El marcado carácter social que presenta esta droga y la gran aceptación de la que goza permite que se cataloguen como normales patrones y formas de consumo que, en verdad, son claramente patológicos.

Dependencia al acohol

El consumo inmoderado de alcohol provoca una dependencia física intensa. El proceso de creación de dependencia, independientemente de su duración, es el mismo: al principio se produce una gran tolerancia al tóxico en la que el bebedor parece tener una infinita capacidad para metabolizarlo sin que su organismo se vea afectado. Con el tiempo surge la necesidad de beber más como consecuencia del proceso de dependencia. El deterioro biopsicosocial es cuestión de tiempo. El efecto de la supresión alcohólica puede presentar diversas manifestaciones que van desde ansiedad y temblores, irritabilidad e hiperactividad crecientes, hasta el delirium tremens: una psicosis orgánica grave que usualmente se manifiesta entre las 24 y las 72 horas posteriores a la ingestión de la última copa, aunque en ocasiones puede ocurrir hasta 7 o 10 días después. Se caracteriza por confusión mental, temblores, hiperagudeza sensorial, alucinaciones visuales (por lo general de insectos), deshidratación, trastornos de la presión sanguínea, convulsiones y anormalidades cardiovasculares. Cualquier paciente alcohólico crónico que presente este s íntoma deberá ser atendido hospitalariamente. Paradójicamente, el alcohol, aún siendo una droga legal, muestra el síndrome de abstinencia (al igual que los ansiolíticos) más peligroso de todos. El Delirium Tremens conduce a la muerte si no recibe tratamiento hospitalario.

Efectos del alcohol en el organismo

El consumo inmoderado de alcohol provoca una dependencia física intensa. El proceso de creación de dependencia, independientemente de su duraci ón, es el mismo: al principio se produce una gran tolerancia al tóxico en la que el bebedor parece tener una infinita capacidad para metabolizarlo sin que su organismo se vea afectado. Con el tiempo surge la necesidad de beber más como consecuencia del proceso de dependencia. El deterioro bio-psico-social es cuestión de tiempo. Botellas de alcohol El efecto de la supresión alcohólica puede presentar diversas manifestaciones que van desde ansiedad y temblores, irritabilidad e hiperactividad crecientes, hasta el delirium tremens: una psicosis orgánica grave que usualmente se manifiesta entre las 24 y las 72 horas posteriores a la ingestión de la última copa, aunque en ocasiones puede ocurrir hasta 7 o 10 días después. Se caracteriza por confusión mental, temblores, hiperagudeza sensorial, alucinaciones visuales (por lo general de insectos), deshidratación, trastornos de la presión sanguínea, convulsiones y anormalidades cardiovasculares. Cualquier paciente alcohólico crónico que presente este s íntoma deberá ser atendido hospitalariamente. Paradójicamente, el alcohol, aún siendo una droga legal, muestra el síndrome de abstinencia (al igual que los ansiolíticos) m ás peligroso de todos. El Delirium Tremens conduce a la muerte si no recibe tratamiento hospitalario.

 

La INTOXICACIÓN CRÓNICA es consecuencia del consumo regular (más de 56gr de alcohol puro al día) durante un período prolongado de tiempo. La intoxicación crónica es causa de múltiples lesiones orgánicas. En términos acumulativos, el consumo inmoderado irrita el estómago y produce gastritis, daña el corazón al producir trastornos del ritmo cardiaco e incluso insuficiencia cardiaca; daña también el hígado provocando cirrosis, una enfermedad causada por la pérdida de células hepáticas que disminuye la producción de bilis.

En lo que se refiere al Sistema Nervioso Central y Periférico, el abuso de esta droga puede ocasionar serios trastornos mentales como pérdida de la memoria, deterioro del aprendizaje, e incluso el llamado síndrome de Korsakoff, un estado psicótico caracterizado por la pérdida de conciencia de la realidad. También puede provocar impotencia en el hombre y neuritis óptica (un tipo de ceguera irreversible).
Ingerido por mujeres embarazadas el alcohol puede dar lugar al Síndrome Alcohólico Fetal (S.A.F) produciendo malformaciones en el feto o retraso mental irreversible.

La exclusión social y la indigencia son consecuencias sociales muy graves del consumo abusivo de alcohol. A nivel psicológico, la depresión suele ser habitual en este tipo de pacientes; el alcohólico se aísla paulatinamente de su entorno social, adquiriendo poco a poco un carácter más depresivo. El suicidio es una salida bastante habitual en este tipo de enfermos.

Falsas creencias relativas a los beneficios del consumo de alcohol

Falsas creencias sobre el consumo de alcohol . La oxidación del alcohol supone un valor calórico de alrededor de 7 kcal/gr. El consumo de bebidas alcohólicas aporta estas calorías a la dieta alimentaria aunque no son aprovechables para el organismo. El alcohol no es, por lo tanto, ningún alimento.

. Contrariamente a lo que la mayoría de las personas creen, el alcohol no es un estimulante, sino un depresor del sistema nervioso central. Las personas que suelen atribuirle al alcohol un aumento en su capacidad mental verificable en su capacidad de hacer mejor ciertas cosas como hablar, bailar o crear, están equivocados. Lo que ocurre en realidad es que bajo los efectos del alcohol, estas personas gozan de un lapso de desinhibición provocada por la depresión de mecanismos inhibitorios. Al disminuir la inhibición, los mecanismos de control momentáneamente ceden paso a la excitación.
. Existe la creencia popular que el consumo de bebidas alcohólicas puede mejorar las relaciones sexuales. La realidad demuestra que el alcohol, como depresor del S.N.C, puede conllevar problemas de erección e impedir unas relaciones sexuales adecuadas. Por lo tanto, el alcohol no es ningún afrodisíaco.
. Contrariamente a lo que se piensa, el alcohol no da fuerzas. Son igualmente falsos otros tópicos segúnlos cuales el alcohol combate el frío y estimula el apetito.

Tiempos y velocidad de eliminación del acohol

La capacidad para metabolizar el alcohol depende de factores personales, sexuales y raciales. Las mujeres, por ejemplo, lo toleran mucho menos que los hombres por tener un hígado más pequeño y más grasa corporal.
El alcohol ingerido se absorbe principalmente a través del intestino delgado i pasa a la sangre. El organismo lo elimina básicamente a través del hígado por un proceso de oxidación, y una pequeña parte por eliminación directa a través de los riñones. La oxidación a través del hígado se produce a una velocidad constante, independientemente de la graduación y de la cantidad de alcohol ingerida. Ello explica que circunstancias como el frío o el ejercicio físico no alteren su eliminación.

Metadona

 

 

La metadona es un agonista opiáceo puro de origen sintético desarrollado en Alemania hacia los años cuarenta del s.XX. Su potencia es ligeramente superior a la morfina, tiene mayor duración de acción pero menor efecto euforizante. La metadona está indicada en dolores intensos de cualquier etiología; postoperatorios, postraumáticos o por quemaduras, cuando el paciente no responde a analgésicos menores. Su uso también está indicado como sustitutivo en la adicción a opiáceos, dentro de un programa de mantenimiento con control médico y conjuntamente con medidas de tipo médico y psicosocial. Esta estrategia terapéutica no se utiliza como indicación primaria de todos los adictos a la heroína, sino sólo en aquellos que a juicio de los profesionales sanitarios puedan beneficiarse de ella.

En algunos casos este tratamiento resulta exitoso, pero en la mayoría, el paciente acaba desarrollando una gran tolerancia a la metadona, convirtiéndose posteriormente en dependiente de esta substancia. Actualmente existen avanzados tratamientos de desintoxicación de metadona que actúan sobre las causas principales de la adicción.

La metadona en el mercado negro

Como hemos dicho, la metadona es un opiáceo de uso legal que se receta como tratamiento para la adicción a la heroína. Su uso está muy extendido puesto que se dispensa de forma gratuita, permite continuar consumiendo otras substancias y rebaja sentencias pendientes –por tratamiento de desintoxicación-, pero su gran defecto es que genera más dependencia que la propia heroína, razón por la cual poquísimos pacientes son dados de alta. Actualmente se dispensa en las U.A.D y en farmacias acreditadas.

El clorhidrato de metadona se comercializa en emulsiones, ampolletas y pastillas, y no existe la adulteración al procesarse industrialmente. La poca flexibilidad ante las necesidades de cada paciente favorece la existencia de un creciente mercado negro de esta substancia, puesto que es mucho más barata que la heroína. Debido a la fama que tiene de ser una droga segura, muchos drogadictos se vuelven sorprendentemente descuidados al consumirla. Los expertos recuerdan que no es ni mucho menos inofensiva, sino tan peligrosa como la heroína.

Riesgos del consumo y dependencia de la metadona

Como en todos los opiáceos de prescripción y en los ilegales como la heroína, el consumo de metadona conlleva un alto riesgo de provocar dependencia. La inmensa mayoría de personas que en un momento determinado desarrollan este tipo de dependencia, ya están familiarizadas con la adicción, ya que han comenzado a consumir metadona precisamente para combatir las consecuencias de su adicción a la heroína. En este sentido, es muy frustrante tanto para el paciente como para su entorno, el encontrarse con que el intento por deshabituarse de la heroína ha degenerado en la dependencia de otra droga como la metadona, producto de un tratamiento de desintoxicación supuestamente orientado a recuperar al paciente de su adicción a la heroína.

 

 

Con el consumo prolongado de metadona, el cerebro deja de producir endorfinas, es decir, los neurotransmisores opiáceos producidos por el Sistema Nervioso Central y que actúan como analgésicos naturales. De esta forma, el cerebro sufre un cambio estructural i funcional en su circuito, de tal manera que sólo podrá funcionar con aparente normalidad si hay presencia de metadona el flujo sanguíneo cerebral.

El paciente debe entonces reemplazar estas endorfinas naturales por la ingesta de metadona para sentirse bien, pero como el cerebro se ha adaptado a la metadona, se vuelve cada vez menos sensible a esta substancia, con lo cual deberá aumentar gradualmente su consumo para obtener los mismos efectos. Este proceso de tolerancia conduce siempre a la dependencia.

El síndrome de abstinencia que produce la interrupción brusca del consumo de metadona es muy grave. La tolerancia provocada por la metadona es muy alta y se desarrolla con rapidez. Provoca dependencia física y un síndrome abstinencial que tarda más en aparecer que el de otros opiáceos, pero tiene una duración mayor –alrededor de dos semanas- y es más severo debido a que las concentraciones del psicofármaco en sangre permanecen en el organismo durante más tiempo. La evidencia de los casos de adicción a la metadona sugieren que esta substancia es tan adictiva como la heroína, aunque no esté presente la atracción psicológica que supone inyectarse una dosis.

Los riesgos que conlleva el consumo de metadona son más severos que los de otras drogas. Los efectos a largo plazo incluyen sudoración excesiva, estreñimiento, problemas del aparato reproductor– las mujeres pueden ver interrumpido su ciclo menstrual-. Las dosis terapéuticas de metadona se individualizan en función de la tolerancia del paciente en los programas de mantenimiento. A dosis altas aparece sedación, aturdimiento y debilidad general. Las dosis muy altas pueden desembocar en daños cerebrales o paro respiratorio. Las dosis letales son de 100mg en pacientes sin tolerancia. Un tercio de las intoxicaciones letales se dan al principio del tratamiento y suelen producirse por su asociación con otros opiáceos, alcohol, barbitúricos y benzodiacepinas, o bien por su administración en pacientes con baja tolerancia.

Anfetaminas, metanfetaminas
y drogas de síntesis

 

La anfetamina (alfa metil fenil etil amina), es un agenteadrenérgico sintético, potente estimulante del Sistema Nervioso Central, de fórmula química estructural muy parecida a la adrenalina. La expresión anfetaminas se usa para referir la tríada formada por las sustancias: anfetamina, dexanfetamina y metanfetamina, así como también a los estimulantes de tipo anfetamínico, denominados también ATS (Amphetamine-Type Stimulants). Los ATS son la familia farmacológica integrada por compuestos con estructura química análoga o derivada de la molécula de anfetamina, con propiedades clínicas similares, y con grado de actividad farmacológica comparable.

Formas de adulteración de la anfetamina

Adquiridas en establecimientos farmacéuticos se encuentran puras. En el mercado negro pueden estar adulteradas con efedrina, cafeína o fenilpropanolamina, acompañadas de talco, etc. Su aplicación intravenosa es casi un suicidio teniendo esto en cuenta.

Formas de consumo y efectos sobre el organismo de la anfetamina

Aunque lo más común es su administración oral o nasal, la anfetamina también puede ser inyectada por vía intravenosa. Si ha sido ingerida oralmente sus efectos comienzan alrededor de los 30 minutos y pueden prolongarse hasta por 10 horas; si ha sido inhalada o inyectada los efectos son prácticamente inmediatos aunque duran menos.
Esta droga se absorbe bien a través del tracto gastrointestinal y se distribuye rápidamente por todos los tejidos y líquidos orgánicos alcanzando altas concentraciones en el cerebro y el líquido cefalorraquídeo. Al ser una amina simpaticomimética actúa como agonista en los receptores de adrenalina y noradrenalina inhibiendo su recaptura y provocando un efecto prolongado de estimulación en el SNC. Afecta el hipotálamo, sitio donde se localizan los centros reguladores del hambre y la saciedad ocasionando falta de apetito, y se cree que interactúa también con los transportadores responsables de la captación de dopamina.

Riesgos para la salud y dependencia de la anfetamina

Las dosis bajas provocan aumento de la actividad, agitación, nerviosismo e intranquilidad, pérdida de apetito, sequedad bucal, aumento de la presión sanguínea, aceleración del ritmo cardíaco y midriasis ( dilatación de las pupilas). A dosis altas se producen náuseas, sudoración, verborrea, visión borrosa y dolores de cabeza. Aumentan y desincronizan la actividad cerebral. Agresividad.

El uso prolongado de anfetaminas puede ocasionar desnutrición, problemas cardíacos y pulmonares, renales y hepáticos. También puede ocasionar psicosis anfetamínica, numerosas veces seguida de actos de violencia irracional y repentina, acompañada por delirios paranoides. La mayor parte de las anfetaminas que circulan actualmente en el mercado negro, derivan mayoritariamente de la metanfetamina. Dentro de este grupo los más conocidos son el Speed, el Éxtasis y el Cristal.

 

El Speed apareció en 1938. Sus propiedades ambiguas dificultan su clasificación puntual dado que sus efectos navegan entre los de las anfetaminas y de los alucinógenos. Cuando se consume oralmente o bien inhalado, inyectado o fumado, produce un intenso placer, debido a que libera el neurotransmisor de recompensa; la dopamina, y otro neurotransmisor, la serotonina. El Speed, como cualquier otra anfetamina, provoca un estado de estimulación física y psicológica, anula el cansancio, el sueño y el hambre, aumenta la concentración y reduce la temperatura corporal. Estimula peligrosamente la agresividad. Su consumo prolongado puede desencadenar la aparición de alteraciones psicopatológicas de tipo psicótico que se prolongan en síndromes depresivos difíciles de diferenciar de la esquizofrenia (psicosis anfetamínica). El Speed puede causar ataques cardíacos y muerte por sobredosis.

El Éxtasis es una droga sintética técnicamente conocida como MDMA, las siglas que responden a su composición química, la metilendioximetanfeta-mina. El Éxtasis convencional se presenta en forma de pastilla que recibe todo tipo de nombres (mitsubishis, supermanes.). La liberación de radicales libres que produce el consumo frecuente de Éxtasis puede generar un trastorno psicótico grave. Este estado se caracteriza por delirios persecu- torios, excitación, estupor y miedo intenso. A causa de las visiones psicodélicas, se pueden generar cuadros de esquizofrenia y paranoia transitorios que se incrementan si se continua con el consumo. También se pueden producir alteraciones auditivas y visuales. La eliminación de las barreras psicológicas que genera el consumo de esta substancia, puede desenmascarar profundos dolores ocultos y recuerdos deprimentes, cuya liberación puede conducir a actitudes autodestructivas. Esto forma parte de los llamados “malos viajes”, en los que se destapan emociones negativas ocultas en el subconsciente.

El Cristal no es más que la tradicional pastilla de Éxtasis (MDMA), sólo que presentado en polvo y en una bolsita de plástico. Se le atribuye mayor pureza y resulta más caro que las pastillas. También conocido como Eme, Adán, TXC, droga del abrazo o droga del amor, su consumo empezó a popularizarse hacia los años noventa y actualmente está barriendo a la actual pastilla de éxtasis. La producción de Cristal es sencilla, ya que se obtiene en muchas menos fases que otras substancias, es más fácil de camuflar y concentra mejor el principio activo. Suele fabricarse en laboratorios clandestinos en Holanda, pero también se sintetiza en España. El mayor problema que presenta este tipo de tóxico es que al ser en polvo puede provocar una sobredosis con más facilidad que si se consume en pastillas. Evidentemente, los efectos sobre el organismo que pueda producir el Cristal son los mismos que se han anotado para el Éxtasis.

El Speed apareció en 1938. Sus propiedades ambiguas dificultan su clasificación puntual dado que sus efectos navegan entre los de las anfetaminas y de los alucinógenos. Cuando se consume oralmente o bien inhalado, inyectado o fumado, produce un intenso placer, debido a que libera el neurotransmisor de recompensa; la dopamina, y otro neurotransmisor, la serotonina. El Speed, como cualquier otra anfetamina, provoca un estado de estimulación física y psicológica, anula el cansancio, el sueño y el hambre, aumenta la concentración y reduce la temperatura corporal. Estimula peligrosamente la agresividad. Su consumo prolongado puede desencadenar la aparición de alteraciones psicopatológicas de tipo psicótico que se prolongan en síndromes depresivos difíciles de diferenciar de la esquizofrenia (psicosis anfetamínica). El Speed puede causar ataques cardíacos i muerte por sobredosis.

El Éxtasis es una droga sintética técnicamente conocida como MDMA, las siglas que responden a su composición química, la metilendioximetanfetamina. El Éxtasis convencional se presenta en forma de pastilla que recibe todo tipo de nombres (mitsubishis, supermanes.). La liberación de radicales libres que produce el consumo frecuente de Éxtasis puede generar un trastorno psicótico grave. Este estado se caracteriza por delirios persecutorios, excitación, estupor y miedo intenso. A causa de las visiones psicodélicas, se pueden generar cuadros de esquizofrenia y paranoia transitorios que se incrementan si se continua con el consumo. También se pueden producir alteraciones auditivas y visuales. La eliminación de las barreras psicológicas que genera el consumo de esta substancia, puede desenmascarar profundos dolores ocultos y recuerdos deprimentes, cuya liberación puede conducir a actitudes autodestructivas. Esto forma parte de los llamados “malos viajes”, en los que se destapan emociones negativas ocultas en el subconsciente.

El Cristal no es más que la tradicionalpastilla de Éxtasis (MDMA), sólo que presentado en polvo y en una bolsita de plástico. Se le atribuye mayor pureza y resulta más caro que las pastillas. También conocido como Eme, Adán, TXC, droga del abrazo o droga del amor, su consumo empezó a popularizarse hacia los años noventa y actualmente está barriendo a la actual pastilla de éxtasis. La producción de Cristal es sencilla, ya que se obtiene en muchas menos fases que otras substancias, es más fácil de camuflar y concentra mejor el principio activo. Suele fabricarse en laboratorios clandestinos en Holanda, pero también se sintetiza en España. El mayor problema que presenta este tipo de tóxico es que al ser en polvo puede provocar una sobredosis con más facilidad que si se consume en pastillas. Evidentemente, los efectos sobre el organismo que pueda producir el Cristal son los mismos que se han anotado para el Éxtasis.

Marihuana-cannabis-hachís

 

 

El cannabis sativa es un arbusto silvestre que crece en zonas templadas y tropicales, pudiendo llegar una altura de seis metros, extrayéndose de su resina el hachís. Su componente psicoactivo más relevante es el delta–9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), conteniendo la planta más de sesenta componentes relacionados. Los mayores méritos de la marihuana como agente terapéutico en la medicina occidental están en la inhibición de los cuadros de náuseas, vómito, pérdida de apetito y dolor en pacientes con cáncer que reciben quimioterapia o en pacientes con V.I.H. De forma experimental también se está utilizando con bastante éxito en los cuadros de esclerosis múltiple, principalmente para suprimir los espasmos sintomáticos.
El hachís es la droga ilegal que más se consume en España, sobretodo entre los más jóvenes. El hachís y la marihuana tienen una presencia considerable entre la población escolar, hasta tal punto que uno de cada tres de ellos consume. Este consumo empieza a disminuir a partir de los 13- 16 años, puesto que esta substancia funciona como puente hacia otro tipo de consumos. El peor problema que presenta el uso del cannabis es que se trivializa, y todavía aparece asociado a la ecología, la solidaridad y la búsqueda de la espiritualidad, mientras se minimizan sus devastadores efectos para la salud.

Formas de adulteración de la marihuana

En términos generales, esta es la droga menos expuesta a sufrir adulteraciones. No obstante, los cultivos ilícitos de marihuana, al no estar sujetos a controles de calidad, pueden rociarse con herbicidas tóxicos que son corrosivos para el esófago y llegan a producir fibrosis pulmonar.

 

Formas de consumo de la marihuana

Las hojas y principalmente las floraciones (los cogollos) de la planta hembra se desecan, se trituran y se fuman en pipas comunes, pipas de agua, vaporizadores o cigarrillos. También pueden mezclarse con harina para preparar pasteles, galletas, etc. Los efectos de la hierba fumada o inhalada a través de un vaporizador comienzan entre cinco y diez minutos después de su administración pulmonar y duran entre una y dos horas. Los efectos de la ingestión oral comienzan después de media; son más fuertes y más duraderos, pudiendo prolongarse hasta cinco horas máximo.

Riesgos para la salud y dependencia de la marihuana

Un dato revelador y ciertamente poco conocido acerca del peligro de los canabinoides es que siguen siendo detectables en el plasma sanguíneo hasta 30 días después de su ingesta debido a que Preparción de un porrolas moléculas de sus compuestos activos son absorbidas por los tejidos grasos y se liberan de manera muy lenta en comparación con otros psicofármacos. El consumo diario del hachís ralentiza el funcionamiento psicológico del fumador. Produce pérdida de la memoria inmediata, dificultades del aprendizaje y esquizofrenia. También disminuye la producción de testosterona en los hombres y produce alteraciones hormonales que afectan al ciclo menstrual y a la libido en las mujeres. Aumenta el riesgo de padecer esterilidad tanto en hombres como en mujeres. Se ha informado de casos de infarto de miocardio en jóvenes consumidores aparentemente sanos. El poder destructivo de la marihuana en relación a las neuronas de ciertas áreas específicas del cerebro es devastador, más aún si tenemos en cuenta que muchos de los consumidores están en edad escolar, y por lo tanto en pleno crecimiento.

Cocaína

 

 

Es un polvo blanco que se extrae del arbusto de la coca. Es cristalino e inodoro, pero de sabor bastante amargo. Fue utilizada inicialmente como anestésico local en ciertas intervenciones quirúrgicas, pero cuando se descubrió su gran potencial adictivo, fue reemplazada como anestésico por otro tipo de fármacos que no creaban dependencia.

La cocaína se aisló por vez primera en 1859, y pronto se comercializó a gran escala. Su publicidad fue aún más intensa que la de la morfina o la de la heroína, pues pasaba como producto o “alimento para los nervios” y “forma inofensiva de curar la tristeza”. Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, fue la primera autoridad mundial sobre esta droga, que, según algunos, consumió a diario durante muchos años.

Hacia 1890, ya hay en el mercado un centenar de bebidas que contienen extractos muy condensados de coca o cocaína pura. La más célebre será el French Wine of Coca, Ideal Tonic, un espumoso alcohólico de base cocaínica, registrado y comercializado como Coca-Cola en 1885. Al año siguiente, viendo que empezaba a gestarse la Ley Seca, se le suprimió el alcohol, se le añadió nuez de coca (que contiene cafeína) y esencias de agrios para realzar el sabor, lanzando al mercado la Coca-Cola como “remedio soberano” y “bebida desalterante”. Los posibles riesgos que contenía la coca aconsejaron suprimirla de la bebida en el año 1904. En Estados Unidos se ilegalizó en 1914. Tras algunas disputas, la cocaína sugiere a principios del s. XX tres actitudes básicas: Unos creen que su capacidad para producir estados dulcísimos la hace mortífera; otros pretenden que es una panacea terapéutica rara vez abusada, y otros piensan que resulta tan útil para algunas finalidades y personas como inútil para finalidades o personas distintas.

Dependiendo del tratamiento químico que reciba, la cocaína puede extraerse en forma de hidrocloruro, clorhidrato o hidroclorito. En el argot de las drogas, los encargados de procesar la cocaína reciben el apelativo de “cocineros”. Un buen cocinero puede convertir un quilo de pasta en casi el mismo peso de cocaína. Para hacerlo, se necesitan los siguientes precursores: permanganato de potasio para suprimir los alcaloides que no son esenciales mediante la oxidación; disolventes orgánicos como acetona, éter, benzol o tolueno y algún ácido como el clorhídrico que reacciona con el alcaloide de la cocaína formando una sal cristalina. Un riesgo añadido al consumo de cocaína es la facilidad con que se puede adulterar.

En el argot de la droga, se la denomina “nieve” o “raya”, porque en efecto, se trata de un polvo blanco que da la idea de nieve. “Raya” es la denominación que hace referencia a su forma de consumo. Cuando se esnifa se coloca en forma de raya para que con una inspiración fuerte por la nariz pueda absorberse el polvo. De todos modos, hay que distinguir las distintas formas de cocaína que llegan a utilizarse. Por ejemplo; sulfato de cocaína, pasta base, etc., es el resultado de la maceración de las hojas de coca con diversos productos, entre ellos el ácido sulfúrico. Es fumable. Y es la base de la que se parte para elaborar el clorhidrato de cocaína, que es lo que llamamos normalmente cocaína para ser esnifada o inyectada. Esta es la forma habitual de coca que se esnifa. No se fuma, porque se descompone por el calor.

Cocaína free base es la cocaína clorhidrato liberada de los iones Cl H o sal, quedando la cocaína alcaloide libre. Se fuma. En realidad se reserva esta denominación cuando el proceso se hace con solventes volátiles –en general éter- lo que induce a confusión con el Crack, que es una cocaína free base amalgamada con bicarbonato sódico.

Cabe señalar que ninguna droga estimulante de diseño, ha alcanzado tanto renombre como el Crack. Fumado en pipas, o aspirando el humo derivado de calentarlo sobre papel de plata, el crack produce una euforia superior a la cocaínica, aunque aún más breve, con lo cual, el riesgo de generar dependencia es muy rápido y elevado. El usuario tipo de este tóxico, tiene muchos rasgos en común con el heroinómano; es incapaz de dosificar el producto y –como el alcohólico- sigue tomando hasta que la droga se agota o le rinde la fatiga, a veces tras no dormir durante días.

Formas de adulteración de la cocaína

Hay dos tipos de “cortes” o adulterantes para la cocaína. Los cortes inactivos sirven para dar peso: lactosa, talco, bórax, o cualquier otra substancia que se parezca a la cocaína y no tenga efectos colaterales perceptibles de manera inmediata. Para compensar la potencia perdida en la adulteraciones, se le añaden también cortes activos, que pueden ser de dos clases: excitantes (anfetaminas en polvo) para que tenga una subida fuerte y congelantes (novocaína o benzocaína) para imitar el efecto característico de adormilar la boca de la auténtica cocaína. La prueba más efectiva para detectar adulterantes se realiza a nivel térmico: la cocaína se funde entre los 192 y los 197 grados centígrados, por lo tanto, cualquier ingrediente que llegue a fundirse antes o después, no puede ser cocaína. Empíricamente se puede realizar con ayuda de un pedazo de papel aluminio o de los metalizados que vienen en las cajas de cigarros. Se coloca la muestra de cocaína encima del papel y por debajo se calienta con un encendedor. Si es pura, hace burbujas y deja una película marrón claro; si no lo es se ennegrece y deja grumos. La inmensa mayoría de los consumidores no sabe reconocerla por la sencilla razón de que nunca la ha visto ni la ha probado pura. Algunos aficionados a la cocaína están tan habituados a las anfetaminas y otros adulterantes que son en todos sentidos y para todos los fines, adictos al corte que pagan muy por encima de lo que éste vale en el mercado legal.

Formas de consumo de la cocaína

La vía de administración más frecuente es la nasal; pero también se inyecta intramuscular, subcutánea e intravenosa; o se administra por conducto oral, rectal, o vaginal, o se fuma sola o mezclada con heroína. Si viene en grumos, la cocaína se pulveriza con cualquier navaja o tarjeta plástica. El polvo se coloca sobre una superficie plana formando “rayas” que mediante una cánula o un billete enrollado como tal, se van aspirando por una fosa nasal, mientras la otra se tapa con la mano. El polvo previamente disuelto en agua destilada sólo puede inyectarse a nivel subcutáneo o intravenoso si se está seguro de que tiene una pureza mayor al 80%, de otra manera puede estar cortada con sustancias que no sean hidrosolubles (ver formas de adulteración). El polvo de cocaína también puede fumarse “en base” siguiendo este procedimiento: se llena con agua una cuchara hasta la mitad, se vierte una porción de cocaína por dos de bicarbonato o amoníaco y se calienta con un encendedor hasta que se forman unas piedras que pueden fumarse en una pipa común o en alguna improvisada con latas, por ejemplo.

Riesgos para la salud y dependencia de la cocaína

La cocaína es una de las drogas más peligrosas que existen actualmente. Puede ser aún más dañina que la heroína. Los grandes riesgos que comporta su consumo no han sido todavía reconocidos tanto por el público en general como por muchos médicos.

Las dosis bajas de cocaína pura rondan entre los 50 y los 100 mg; las medias entre 150 y 200 mg; y las altas entre 250 y 500 mg. En consumidores no habituales, sobrepasar el gramo puede ser letal. El consumo de cocaína ocasiona midriasis (dilatación de pupilas), disminución de la sensibilidad al frío, aumento de la temperatura corporal, de la presión sanguínea y aceleración de la frecuencia cardiaca. Como resultado de la acción supresora en los centros reguladores de apetito en el cerebro, también se experimenta falta de apetencia. Como la cocaína es un vasoconstrictor, su inhalación constante provoca la degeneración del tejido local dañando las mucosas nasales.

En caso de ser fumada habitualmente, ocasiona infecciones en las vías respiratorias e incluso puede llegar a provocar un edema pulmonar. Los síntomas de abuso comienzan pareciéndose a los de un resfriado crónico combinado con insomnio y pérdida de peso. En casos graves de abuso, se experimentan mareos, vómitos, irritabilidad, convulsiones y alucinaciones con temas recurrentes como insectos que circulan bajo la piel; además de perforación del tabique nasal en caso de inhalarla, infecciones cutáneas en caso de inyectarla o hemorragias pulmonares en caso de fumarla. La exposición a la cocaína durante el desarrollo fetal es altamente susceptible de producir daños irreparables en los recién nacidos. Los daños sobre el Sistema Nervioso Central son a menudo irreparables. La mezcla de cocaína con heroína (“speedbaall”) puede provocar la muerte.

La cocaína en sus diferentes variedades de consumo, es una de las substancias psicoactivas más adictivas que existen, puesto que su efecto es extremadamente rápido y de corta duración.

Heroína

 

En 1883,el químico alemán Heinrich Dreser aisló un opiáceo nuevo gracias a la acetilización del clorhidrato de morfina, con lo cual obtuvo diacetilmorfina, nombre científico de la heroína. La heroína apareció en el mercado de la mano de unos reconocidos laboratorios farmacéuticos como medicamento para tratar la tuberculosis. La acción de esta nueva droga sobre las vías respiratorias inhibiendo el reflejo de la tos  era tal, que se creyó que había sido vencida definitivamente la tuberculosis, por lo que se le dio el nombre de heroína (Heroish, remedio enérgico). Pronto se vio que, aunque su efecto anestésico era muy similar al de la morfina, la heroína era más activa, por lo que podía utilizarse en dosis menores logrando el mismo efecto con las consiguientes ventajas a nivel de acumulación en los tejidos. Sin embargo, ciertos efectos estimulantes y no sólo analgésicos la diferenciaban de la morfina, por lo que durante mucho tiempo se recomendó como cura para el hábito producido por ésta. En poco tiempo se demostró que la dependencia que generaba la heroína era mucho más intensa que la de la morfina.

Formas de adulteración de la heroina

Como todos los opiáceos de venta ilícita, la heroína puede adulterarse con quinina, lactosa, azúcar, almidón, leche en polvo, etc, y otros fármacos depresores del SNC como barbitúricos y sedantes. Se han encontrado algunos casos de sustitución total de heroína por pentazocina más el antihistamínico tripelenamina. La droga llamada Speedball no es más que cocaína mezclada con heroína. Diversas leyendas urbanas dicen que la heroína de la calle también puede ser cortada con estricnina u otros venenos, extremos que no están  documentados con precisión. Debido a que los consumidores de heroína desconocen la fuerza real de la droga o su verdadero contenido, corren el riesgo sufrir un envenenamiento por adulteración, o una sobredosis letal.

 

Formas de consumo de la heroina

Desgraciadamente, la vuelta al consumo de la heroína, es una realidad palpable. Actualmente la heroína resulta más barata que la cocaína, de ahí que vuelva a introducirse en el mercado del consumo. Tradicionalmente se ha consumido por vía intravenosa, pero el temor al contagio por compartir la jeringuilla ha hecho que muchos de los adictos prefieran consumirla fumándola en “chinos” (especie de cigarrillo fabricado con papel de aluminio). El “rebujao” o “mezcla” es otra de las vías por la que se está introduciendo, sobretodo entre los consumidores más jóvenes puesto que es muy barata. Consiste en una mezcla de heroína con base de coca. Es de muy bajo costo y de un poder adictivo enorme. A dosis altas es letal.

Riesgos para la salud de la heroína

Los efectos que produce la administración de heroína se producen a los 3-5 minutos del consumo, y duran alrededor de las 3 o 4 horas. Si bien las primeras veces que se utiliza acostumbra a provocar náuseas, vómitos y rechazo, los efectos que produce son de euforia heroina fumada y bienestar. Muchos consumidores dicen que la sensación que reciben es parecida a la de un orgasmo. A nivel físico produce miosis (contracción de las pupilas), insensibilidad al dolor, disminución de la presión arterial, del ritmo respiratorio y del deseo sexual, e incoordinación muscular. Adictiva y destructiva, el abuso de la heroína está asociado a graves consecuencias para la salud, incluyendo sobredosis mortal, aborto espontáneo, obstrucción de las venas y, particularmente en el caso de los usuarios que se la inyectan, enfermedades infectocontagiosas como el VIH i la hepatitis. Entre los riesgos psiquiátricos que plantea, graves alteraciones de la personalidad, problemas de memoria, trastornos de ansiedad y depresión. La dependencia que genera hace muy difícil abandonar su uso.

Benzodiacepinas

 

 

Las benzodiazepinas (BDZ) son los tranquilizantes menores mas comúnmente prescritos por los médicos para calmar la ansiedad. Son medicamentos psicotrópicos que actúan sobre el S.N.C, con efectos sedantes e hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos, amnésicos y miorrelajantes (relajantes musculares).[] Por ello se usan las benzodiazepinas en medicina para la terapia de la , insomnio y otros , así como las, abstinencia alcohólica y espasmos musculares. Tienen también aplicación en ciertos procedimientos invasivos como la endoscopía o dentales cuando el paciente presenta ansiedad o para inducir a sedación y anestesia. Las benzodiazepinas poseen propiedades anti-ansiedad y pueden ser usados para el manejo temporal de la ansiedad severa. Las BZD, por lo general, se administran por vía oral, aunque se pueden administrar por vía intravenosa durante un ataque de pánico. Un panel internacional de expertos en la farmacoterapia de la ansiedad y la depresión definieron el uso de las benzodiazepinas, especialmente en combinación con antidepresivos, como las principales drogas en la terapia de los trastornos de la ansiedad.

Los consumidores de drogas estimulantes con frecuencia se administran benzodiazepinas para calmar su estado anímico. A menudo se usan benzodiazepinas para tratar los estados de pánico causados en las intoxicaciones por alucinógenos.

 

Riesgos para la salud y dependencia de las benzodiacepinas 

Los efectos sedantes de estos psicofármacos se inician con un suave trastorno de la atención y la capacidad de concentración. Las BDZ afectan al individuo a nivel físico, mental y emocional: actúan sobre el cerebro inhibiendo la actividad del SNC., disminuyendo así la velocidad de transmisión neuronal., la velocidad de reacción y la coordinación muscular. Pueden producir también distintos grados de amnesia al bloquear la transferencia de información. Por su efecto depresor, alivian la tensión y la ansiedad, así como también inducen sensaciones de calma y relajación.

En función de la persona y la dosis administrada, las BDZ pueden provocar excesiva sedación, generando somnolencia, dificultades de concentración, debilidad a nivel muscular, dificultades en la coordinación, etc. Como efecto secundario esta sustancia puede producir también el efecto paradójico: aumenta el nivel de excitación y la persona puede mostrarse más agresiva. Esto se puede dar en pacientes con problemas psiquiátricos asociados.

Las BZD tienen un gran potencial para generar tolerancia y adicción. Con el uso prolongado de estas drogas el cerebro deja de producir su propia sustancia GABA (ácido gamma amino butírico, el principal neurotransmisor inhibitorio cerebral) y las BZD empiezan a manejar las funciones de este químico natural del cerebro. Por eso cuando se abandona el consumo de BZD, y sin las sustancias naturales que ha dejado de producir durante el consumo de la droga, el organismo sufre alteraciones que conforman un síndrome de abstinencia muy severo .La tolerancia y la dependencia de las BZD se crea con rapidez entre los usuarios de estos medicamentos, demostrando síntomas de abstinencia de las BZD en tan solo 3 semanas de uso continuo.
La sobredosis de benzodiazepinas, en particular cuando se mezclan con alcohol, pueden llevar a un estado de coma.

El síndrome de abstinencia de BDZ, al igual que el síndrome de abstinencia del alcohol, requieren siempre asistencia hospitalaria, puesto que pueden provocar la muerte del paciente.